Cuando confundimos nuestros deseos con “el llamado”, nos condenados a sufrir fatiga, desánimo, pérdida del gozo y un sentimiento de incapacidad. Sabemos que estamos haciendo una estupidez, pero la disfrazamos de “Dios me dijo” o “Dios me llamó”. Y eso es porque nos miramos al espejo, vemos un...
Cada vez que realizamos un acto de amor desinteresado, nuestra historia y la historia de Jesús comienzan a entrelazarse la una con la otra y nos convertimos en una parte vital de la obra de Dios en este mundo. La única manera de arreglar una historia quebrantada es integrarla a una historia más...