CAMBIÓ LA HISTORIA En este episodio de Blanco y Negro, el panel reflexiona sobre los eventos que, en apenas 40 segundos, cambiaron el panorama de Querétaro y la percepción de la seguridad en la región. A través del grupo Radar, se analizan los días 7 y 9, momentos que marcaron un antes y un después. Se abordan críticas políticas y la aparente normalización de la violencia, así como el rol de figuras como Juan Martín Granados en 2015, quien fue clave en la gestión de seguridad. ¿Estamos en un punto de inflexión o se sigue ignorando el problema? ENDURECEN MEDIDAS Analizamos el endurecimiento de las medidas de seguridad en el sector restaurantero. Las autoridades municipales ahora exigen reportes detallados de clientes —incluyendo edades y placas de vehículos—, con amenazas de clausura para quienes no cumplan. Sin embargo, muchos empresarios se ven atrapados entre las nuevas regulaciones y el deseo de mantener la confidencialidad de sus clientes para conservar su clientela. ¿Lograrán estas medidas mejorar la seguridad, o simplemente añaden tensión a los negocios sin una prevención efectiva por parte de las autoridades? VIGILANCIA PERMANENTE Debatimos sobre la vigilancia permanente y el aumento de retenes en ciertas áreas, incluyendo la sierra, donde se han intensificado las revisiones de vehículos y mochilas. La polémica surge sobre si estos controles, algunos considerados ilegales, son efectivos o solo generan incomodidad para la ciudadanía. Con el aumento de campañas de despistolización y una mayor presencia de armas, surge la pregunta: ¿Es esta vigilancia una medida de seguridad necesaria o una invasión a las libertades individuales? Y, ¿quién realmente se ve afectado por estas políticas? SITUACIÓN COMPLICADA Abordamos la complicada situación que enfrenta la Feria de Querétaro y su transformación de un ambiente familiar a uno cuestionado por su programación. La polémica gira en torno a la presencia de artistas que, para algunos, promueven una apología del delito, reflejando una tendencia de consumo que preocupa. Con el reciente ejemplo de la cancelación del Palenque en Sinaloa debido a los narcocorridos, se cuestiona si Querétaro debería tomar medidas similares para evitar la presencia de públicos problemáticos. ¿Se deben imponer límites en las ferias o simplemente adaptarse a lo que la gente demanda?