Like a Voz Like a Voz

Volvemos nosotros con un programa grabado cuando se respiraba un poco más de normalidad, y vuelve Silvia a presentarnos una historia. Casi que dos podcasts al precio de uno. Una primera parte en que nos cuenta costumbres llamativas de la Inglaterra victoriana y en la que hacemos frente a toda esa miseria y crueldad de la única forma que nuestra empatía e impresionabilidad saben hacer: riéndonos y diciendo pavadas.
Y después una segunda parte en que se mete de lleno en los hechos de los asesinatos de Jack el Destripador y la investigación que los siguió, y ahí un poco nos dió más cosita, así que guardamos respetuoso silencio. Casi.

Y bueno, unas recomendaciones un poco express y poco más.

Cerramos otro extenuante año pletórico de podcasts con la batuta de Silvia, que sigue su racha de presentarnos gente poco afecta a las ocho horas, mientras tratamos de desentrañar la pregunta más difícil que nos hemos planteado fuera de cuándo vamos a salir de nuevo:

¿Cómo alguien se saca una religión de la manga basada en disparates cósmicos y consigue miles de seguidores fanatizados, aún entre quienes saben que es alguien que básicamente inventa cosas para ganarse la vida? Buscando la respuesta nos iremos encontrando con hazañas en el mejor de los casos poco comprobables, ritos sexuales, espionaje a agencias del gobierno, extracciones de muelas que llegan al borde de la muerte y mucho apriete a quien se salga de la regla. Lo que sería un día más en la oficina de L.R. Hubbard.

Siguiendo con su saga de gente reñida con los hábitos laborales tradicionales, Silvia nos presenta al matrimonio Warren, una pareja que a fuerza de lidiar con el más allá y pintar cuadros logró ganarse la vida y llegar al pináculo del éxito humano: tener películas de Hollywood sobre ellos. Pero a no engañarse, que el momento realmente increíble del programa llega de la mano de George Clooney y un gato de su entorno.

Además, saludos express, recomendaciones y más en otro demorado episodio de Like a Voz.

Vuelve Like a Voz y Silvia nos trae la historia de Lou Pearlman, un hombre apasionado por tres cosas: los dirigibles, la música, y ver estas cosas estrellarse contra el piso. Pero si existe en Lou otra pasión más fuerte que esas, es estafar. A lo grande. Sin detenerse ante nada, ni ante esas tonterías del sentido común o la decencia.

Con ustedes Lou Pearlman, la historia turbia detrás de las boybands noventosas.

En esta entrega hablamos del Príncipe de los bohemios y Rey de la réplica, el gran Oscar Wilde. Desde su particular entorno familiar y sus prometedores inicios académicos, pasando por su fulgurante éxito, hasta llegar irremediablemente a su tormentoso final. Tratamos de ahondar en la figura de este genio que brilló fulgurante en la sobria sociedad victoriana y se terminó consumiendo con la misma intensidad.

Dos horas de trabajos forzados para Gonzalo, que cumple tratando de mantener la atención de Gastón, la vigilia de Silvia y la corrección de Tomás.

Silvia quería hacer un podcast contando la historia del punk, pero se colgó tanto hablando de los Sex Pistols que le quedó un podcast sobre... bueno, la historia de los Sex Pistols Con todos los detalles, algunos muy perturbadores. Mucho. Como para preferir no tener niños cerca al escucharlo.

Mientras tanto, surgieron turbios detalles de las costumbres en Hufflepuff y de alguna forma terminamos hablando de la sonrisa de Tom Cruise, entre otro montón de pavadas.

Eso, recomendaciones, y los saludos que el hambre de los demás permitió que Gonzalo contestara.