Finales de octubre de 1981 en Newburgh Heights, Ohio. Kurt Sova, estudiante de secundaria de 17 años, acudió un viernes a una fiesta de Halloween con un amigo. Nunca regresó a casa. El sábado por la mañana, sus padres empezaron a buscarlo. Se presentó una denuncia por desaparición y, aunque se colocaron carteles y se interrogó a la gente, nadie admitió saber dónde estaba Kurt ni que se hubiera celebrado una fiesta. Cinco días después, el cuerpo de Kurt fue encontrado a sólo 500 metros de la casa de la fiesta. No había signos de violencia, y el forense ni siquiera pudo determinar por qué había muerto. Algunos piensan que Kurt murió por causas naturales, mientras que otros apuntan a un asesinato. Cuarenta años después, sigue sin haber respuestas.