Hola a todos los que esperaban una nueva emisión de este podcast. Un podcast auto silenciado por 16 semanas. Hoy Domingo 19 de Julio de 2020 estoy grabando el episodio número 45 de Animal de Compañía, un podcast para los que recién llegan que pretende conectar con las historias de vida de todas las personas que tengan a bien compartir un poco de su mundo con nosotros. Un podcast que inauguramos en abril de 2018. Muchas gracias por estar aquí hoy. Estoy feliz de haber decidido volver. Lo que escuchamos al comienzo del programa de hoy fue un episodio que comencé a grabar el 21 de marzo de 2020, en una época en donde nos estábamos adentrando en lo peor de la pandemia aquí en el Reino Unido. Un programa que nunca llegue a terminar porque mis energías se habían enfocado en la auto preservación. Fue algo instintivo, no fue racional, solo me deje llevar.  Mi cabeza me decía "hay que hacer el programa", mi corazón me decía "No hay que hacer nada de nada" Recuerdo que la angustia, la incertidumbre, la infoxicación eran enormes. Teníamos mucha paranoia porque sabíamos que el virus era muy real, que había gente que estaba muriendo en los hospitales de todo el mundo.  Nos sentíamos vulnerables e indefensos. Debido al estrés que teníamos sobre muchos temas como por ejemplo la posibilidad de contagiarnos de coronavirus, la preocupación de perder nuestros trabajos y dejar de tener ingresos para hacer frente a las obligaciones de la vida adulta, la lejanía de nuestros seres queridos, las historias que escuchábamos en las redes sociales, decidí que lo mejor era protegerme de la psicosis de las redes sociales. Fue mucho.  Cuando todos los comunicadores en el mundo del podcasting y el streaming de youtube comenzaron a hacer emisiones diarias yo decidí hacer todo lo contrario. Decidí bajar la persiana y llamarme al silencio. Visto en perspectiva es la mejor decisión que pude haber tomado. Durante el lockdown baje la comunicación con el mundo exterior al mínimo. Y a que no saben que me pasó? Comencé a ser feliz.  Comencé a tener tiempo para caminar por los bosques y por los lugares maravillosos que tiene la ciudad de Exeter, lugares que yo no conocía y descubrí que una vida más simple era lo que mi alma me estaba pidiendo a gritos. Soy muy consciente que la cuarentena en el Reino Unido fue mucho más light que la de España por ejemplo, donde la gente no podía salir a la calle a hacer ejercicio. Se que en España y otros países esto ha sido significativamente más duro que aquí. He aprendido muchas cosas en este lockdown Poner todas las actividades relacionadas con el trabajo y la comunicación en un segundo plano hizo que un día me descubra a mí mismo en medio de la cocina con mi hijo Thiago cocinando una receta que encontramos en youtube de hamburguesas caseras, o que disfrutemos en familia de las interminables series de Netflix.  No he tenido comunicación con el exterior por al menos 10 semanas seguidas y comencé a vivir una vida que me di cuenta que es lo que quiero para mi, aun después de que todo esto del Covid-19 pase. Con casi 50 años me he dado cuenta que quiero ser feliz antes que exitoso. Con este lockdown me di cuenta que corremos detrás del dinero que nunca alcanza. Nunca alcanza porque gastamos en cosas que no necesitamos. Gastamos dinero en los huecos que deja nuestro ego, en las imposiciones sociales y culturales de un mundo que te pasa por encima si no lo haces. Me cansé del mundo a toda velocidad y sin destino. Me bajo aquí. En la esquina que tengo dentro de mi. EL único lugar al que pertenezco. Va a ser un trabajo difícil ir contra corriente. Pero estoy decidido a vivir la vida que quiero. Y mi vida tal vez no esté en este país, tal vez esté en la isla que dejé...quien sabe. Voy a averiguarlo.  Será un viaje interesante.  Te invito a que