Description
Un viejo koan Zen narra que un hombre muy avaricioso recibió, oportunamente, la visita de un maestro. El sabio, después de saludarlo, le pregunto:
– ¿Si cerrara mi mano para siempre, no abriéndola nunca, que pasaría?
El avaro le respondió sin titubear:
– Se deformaría. Muy bien, continúo el interlocutor:
– ¿Y si la abriese para siempre, como la verías?
-Igualmente deformada- respondió el anfitrión.
El hombre noble concluyo, informándolo:
-Si entendiste esto, serás un rico feliz.
fuente: http://www.luzespiritual.org/?p=8410