Description
Había una vez una pequeña rana coralina llamada Coral que vivía en la provincia de Santa Fe en Argentina. Coral era una rana muy especial, ya que su piel brillante y colorida la hacía única entre todas las demás ranas del bosque seco donde vivía. Coral, como todas las ranas, tenía una vida sexual muy interesante. Durante la temporada de apareamiento, los machos de la especie salían de sus escondites y comenzaban a llamar a las hembras con un canto muy peculiar. El canto era tan fuerte y agudo que se podía escuchar a kilómetros de distancia. Coral, como hembra, estaba lista para encontrar a su pareja ideal. Ella también salía de su escondite y comenzaba a buscar al macho que mejor se adaptara a sus necesidades. Los machos competían por la atención de las hembras, cantando y exhibiendo sus colores brillantes. Finalmente, Coral encontró al macho perfecto se llamaba Pardalito.Él era fuerte, brillante y tenía un canto muy hermoso. Los dos comenzaron a cortejarse, y después de un tiempo, se aparearon. Después de algunas semanas, Coral comenzó a poner huevos. Puso los huevos en el agua, y pardalito se encargó de fertilizarlos. Después de unos días, los huevos eclosionaron y nacieron los renacuajos. Coral estaba muy emocionada de ser madre, y cuidó de sus renacuajos con mucho amor y dedicación. Los alimentó y los protegió de los depredadores, asegurándose de que crecieran sanos y fuertes. Pero la vida de Coral y su especie no era fácil. El bosque seco donde vivían estaba siendo talado y destruido, lo que ponía en peligro su supervivencia. Coral y sus compañeros de especie estaban luchando por sobrevivir en un mundo cada vez más hostil. Afortunadamente, un grupo de científicas argentinas estaba trabajando arduamente para proteger a la rana coralina y su hábitat natural. Su investigación ayudó a entender mejor la vida de Coral y su especie, y les dio la información necesaria para protegerlas y asegurar su supervivencia. Gracias a los esfuerzos de estas científicas, Coral y su especie pueden seguir viviendo en paz y armonía en su hogar natural. La pequeña rana coralina sigue cantando su hermosa canción de apareamiento, asegurando que su especie siempre tenga un futuro brillante y colorido.José Pardal