Bienvenidos a otro episodio de #ElHumanoEsUnAnimal, donde hoy, después de luchar contra las fuerzas caóticas de la tecnología por casi dos horas y media, finalmente estamos al aire. Espero que el universo digital se alinee con nosotros hoy, porque, señores, estamos navegando en aguas turbulentas. Para iniciar, quiero compartir una anécdota personal que involucra a un personaje crucial en la vida de cualquier edificio: el vigilante. Este es el tipo que sabe todo sobre ti: tus entradas, tus salidas, tus visitas. Conoce cada paquete que recibes y probablemente sabe más sobre tus secretos que tú mismo. En mi edificio, tenemos dos guardias, uno delgado y uno más corpulento. Ambos son geniales a su manera, pero hoy me centraré en el más corpulento, Gustavo. Gustavo es ese tipo de persona que, a pesar de su tamaño, tiene un corazón enorme y, de alguna manera, terminó saliendo con la novia de su sobrino. ¡Sí, amigos, los dramas no solo están en las telenovelas! Pero aquí está la verdadera carne de la historia: la relación que desarrollé con Gustavo. Este hombre, a quien inicialmente solo conocía superficialmente, se convirtió en alguien muy especial para mí. No solo cuidaba de mi seguridad, sino que también compartíamos momentos de vida cotidiana. Recuerdo una vez que le regalé unas papas fritas y KFC que había sobrado, y esos pequeños gestos fortalecieron nuestro vínculo. El episodio de hoy, sin embargo, tiene un toque de melancolía. Gustavo ha decidido dejar el edificio y mudarse por razones personales. Nos dejó un mensaje en el grupo de WhatsApp del edificio que realmente tocó nuestros corazones. Nos agradeció por el apoyo y se despidió con un sentimiento de tristeza pero también de gratitud hacia todos los que compartieron su día a día. Este episodio es un homenaje a todas esas personas que, aunque parezcan solo estar al margen de nuestras vidas, realmente juegan roles fundamentales. #ElVigilante, el portero, o como quieran llamarlo, sabe todo sobre nosotros y, con el tiempo, se convierte en parte de nuestra historia personal. Así que, mientras nos despedimos de Gustavo, también celebramos los lazos humanos que formamos en los lugares más inesperados. A veces, una simple papa frita compartida puede construir un puente entre dos personas muy diferentes. ¡Eso es lo hermoso de ser humanos, señores! Gracias por sintonizar "El humano es un animal". No se olviden de seguirnos, dar like y suscribirse para más historias como esta. ¡Hasta la próxima! ¿Qué fue lo que más te gusto de este episodio?, te leemos en los comentarios. --- Support this podcast: https://podcasters.spotify.com/pod/show/joserguzman/support