Como cada año, el lunes después de la Epifanía el Papa pronunció un discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. En esta ocasión, el Pontífice hizo un llamamiento a la paz y repasó los numerosos conflictos que están teniendo lugar en el mundo, en lo que llama “una tercera guerra mundial a pedazos”. Por otra parte, el Papa denunció contundentemente la maternidad subrogada, que, según sus palabras, “ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño (…) Un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”. El Santo Padre hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que se prohibiese definitivamente esta práctica. Esta semana se celebra en diferentes lugares del mundo la Jornada de Infancia Misionera, organizada por Obras Misionales Pontificias. El objetivo de este evento es la recaudación fondos y la concienciación de que los niños también pueden ser misioneros, con su oración y su testimonio en su vida cotidiana. La acción de Infancia Misionera se extiende por 120 países y ofrece ayuda a más de 4 millones de niños. Con las aportaciones recogidas por esta obra pontificia, se mantiene la labor de los misioneros en 1122 territorios de misión, con más de 2500 proyectos de evangelización, formación y salud. En 2023, España se ha posicionado como el país que más aporta a Infancia Misionera, con más de 2 millones de euros. El próximo 15 de enero se celebra en Guatemala el Cristo Negro de Esquipulas, una fiesta que atrae a esta localidad a cerca de cuatro millones de peregrinos que se congregan para dar gracias o pedir favores al Cristo. La devoción al Cristo Negro abarca diversos países de América Central, además de Estados Unidos. La famosa imagen representa a Cristo crucificado, y fue tallada en madera policromada en el siglo XVI, aunque acerca de su actual tonalidad oscura existen numerosas versiones y leyendas. Su autoría se atribuye al escultor Quirio Cataño. El Papa Juan Pablo II visitó el santuario en febrero de 1996, y afirmó que esta imagen “es como una luz que nos revela el camino hacia Dios”. El Papa Francisco ha destinado el monasterio “Mater Ecclesiae”, que fue residencia del Papa Benedicto XVI tras su renuncia, a una comunidad de seis monjas de la provincia de Buenos Aires. El objetivo es reinstaurar la vida contemplativa en el monasterio, siguiendo el propósito de Juan Pablo II de acoger órdenes contemplativas para apoyar al Santo Padre en su oración por la Iglesia. La nueva comunidad se instaló en el monasterio el pasado 3 de enero y fueron recibidas por el cardenal Fernando Vérgez Alzaga, presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Varicano, organismo al que el pontífice ha confiado la gestión de todos los asuntos relativos al monasterio. Se espera que la comunidad resida en “Mater Ecclesiae” durante los próximos cinco años.