Don Bosco Gutiérrez Cortina Escuché hablar del secuestro del Arquitecto Gutiérrez Cortina cuando estaba yo muy chica. En ese tiempo el país entero sabía del caso porque los secuestros no eran tan comunes y todavía nos impactaban esas noticias … hasta para eso hemos perdido la capacidad de asombro. Recuerdo a mi mamá hablando de cómo la familia se comunicaba con él a través de artículos escritos en revistas y yo escuchaba la historia impactada. Años después fuimos en familia a ver la historia del secuestro hecha película y ahí si me sobrepasó la historia. Pero no solo por lo difícil y doloroso del largo secuestro de 9 meses, sino por la fe inquebrantable de Bosco, que en ese momento tenía 33 años: la edad de Jesucristo. Durante semanas hablé del tema, de su fe, de su fortaleza, de cómo se ganó el respeto de los secuestradores, de cómo decidió “aprovechar “ese tiempo para hacer oración, para ofrecer su dolor y su sufrimiento a tantas personas que estaban “sufriendo más que él “. Tiempo después también tuve la suerte de escuchar su testimonio en una universidad, y ahí, mientras él hablaba, yo busca la cara de Gaby su esposa, esa esposa que fue su más grande motivación para salir intacto del secuestro. Una mujerona y sin duda, uno de los ejes centrales de lo que pasaba en la familia mientras se intentaba negociar el rescate. Quien iba a decir que años después iba yo a tener el honor y el privilegio de platicar con él de manera cercana, de escucharlo recitar con una memoria impecable, eso que escribió durante el encierro. En su libro, 257 días, entendí que esta historia, no es la historia de un secuestro, es la historia de la fe inquebrantable de una familia que en medio del miedo y de la incertidumbre, se puso de rodillas y le entregó a Dios y a la Virgen la libertad de Bosco.