Concha decide poner "su" piso en venta, que al final resulta que no es suyo, sino más bien de Armando, que sigue jodiendo desde la distancia, y que nos consta que se fue no enfadado pero un poco enfadado sí, y le dedicamos unos pocos minutos. El piso de Armando es como el puesto de profesor de Defensa contra las Artes Oscuras de Hogwarts, no termina de cuajar. Mauri duda de su homosexualidad y Emilio empieza su nuevo trabajo en una comunidad de pijos. Estamos siempre con la gente que vive en pisos que van a vender, que nos toca de cerca. Lucía, mala gente por una vez. Analizamos qué tipo de reformas querían hacer cada una de las posibles compradoras del piso de Concha y analizamos también el precio de la vivienda, que está la cosa muy mala. ¿Por qué puede votar Concha en las juntas si el piso no es suyo? ¿Por qué nos cuenta Pedro dónde ha comprado su tele? ¿Por qué Lucía no ve a Paloma subir por la escalera? No tiene ningún sentido logístico la mitad del capítulo pero es muy divertido. Nos morimos de pena con Emilio y su despedida. Pero nos morimos de risa con Mariano y Emilio en la nueva comunidad. No nos morimos tan de risa con los consejitos de Roberto a Mauri de tocarle una teta a Bea mientras duerme. ¿Lo que le pasa a Mauri os ha pasado alguna vez? Érase una erección en el súper. Pedimos perdón por pisarnos, interrumpirnos, hablar todos a la vez, y pensar que estamos en un bar una vez más.