Somos esclavos de nuestro propio podcast, estamos cansados pero aquí seguimos, por vosotros, y cada vez hablamos más minutos porque este capítulo no tiene desperdicio. José Luis Moreno debe estar escondido en algún ático cual Andrés Guerra, Adri nos cuenta el día que casi se casa y estamos encantados de comentar la trama de Carlos queriendo ser gay. Celia no sabe ni en qué día vive y nos damos cuenta de que llevamos demasiadas horas invertidas en esto. Hablamos del cubano que hace de Néstor, Vladimir Cruz. Y deliramos sobre los matrimonios de conveniencia. Nadie es ilegal en ningún sitio, dice Mauri, y nosotros creemos que habría que haberle puesto una novia a Roberto, a Álex y Pablo, o un novio también a Alicia. Pero lo más emocionante es Vicenta pidiéndole cosas a la policía a punta de pistola. Hablamos de las agencias de figuración, de por qué Roberto tiene llaves de la casa de Lucía y de la propiedad de ese piso. El guacamole, el sushi y Carlos siendo gay son novedades. Estamos enamorados de la trama de Carlos: ¿Va gay o no va gay? Isabel y Juan empiezan a quererse un poquito y todavía no lo sabe nadie. Hablamos del albanés, de la rusa, de Belén en patines. También empieza un poco aquí la toxicidad de la relación de Emilio y Belén, que es una pareja que no puede estar junta en realidad pero... ay, nuestros Ross y Rachel. Nos peleamos una vez más comparando La que se avecina con Aquí no hay quien viva, en este caso, en cuestiones de racismo. C. Tangana le copió los looks a Mariano y poco se habla de esto y Juan está en medio de un eneágono amoroso.