Tu Tiempo con el Número Uno. 4ª Temporada, 16 de noviembre. No importa el resultado, siento paz. Salmo 3:1-2 NVI: "Muchos son, SEÑOR, mis enemigos; muchos son los que se me oponen, [2] y muchos los que de mí aseguran: «Dios no lo salvará». Selah." David, en este caso, se sentía como el único que pasaba por este problema, y la verdad es que así nos podemos sentir cuando estamos siendo confrontados por muchas situaciones que de una y otra manera no se resuelven completamente. A David, en ese momento, posiblemente lo rodeaban diez mil soldados enemigos, pues los enemigos de David no solamente tenían una perspectiva diferente de la vida, sino que siempre procuraban causarle daño. Además de ello, David, como rey, podría haber confiado en su ejército para derrotar a Absalón, pero hizo todo lo contrario y decidió depender de la misericordia de Dios. Por esa razón, sentía paz, cualquiera que fuera el resultado. Y de esta misma manera, estamos llamados nosotros a mantenernos firmes en nuestra convicción de que nuestra ayuda proviene completamente de Dios. David sabía que los grandes propósitos de Dios prevalecerían, y nosotros podemos vencer el temor si confiamos en que Dios nos protegerá en nuestra hora más oscura. Vamos a orar. Gracias, Señor, por pelear todas mis batallas y ayudarme cuando más lo necesito a descansar en ti. Hoy te entrego mis debilidades, mis angustias y preocupaciones, y decido vivir confiado en tu protección, pues cualquiera que sea el resultado, sin importar si esa respuesta corresponde con lo que yo quiero, eres tú quien decide de la mejor manera lo que pueda pasar. Confiado estoy en ti, Señor, agradecido y seguro, en el nombre de Jesús, amén.