En los últimos 18 meses, Perú enfrenta la ola migratoria más importante de su historia reciente debido a los venezolanos que huyen de la crisis. Pero en el país andino, los migrantes se enfrentan a una difícil integración. RFI siguió a estos venezolanos que están en busca de una nueva vida en Tumbes y Lima. Al llegar a Perú, los venezolanos más desfavorecidos se quedan en la zona fronteriza, vendiendo dulces al borde de la carretera panamericana. La mayoría en cambio se va directamente a Lima. En la capital peruana, microbuses, calles y mercados están atestados de venezolanos. Perú le ha abierto las puertas a los venezolanos, entregando más de 90.000 permisos temporales de trabajo. Y aunque la xenofobia es tangible, incluso en la esfera política, algunos peruanos muestran una cara más solidaria e intentan ayudar a los migrantes. En Tumbes, a pesar de que se trate de una región peligrosa con narcotráfico, robos y trata de mujeres, la demanda venezolana de alojamiento y comida rebasó la oferta real de la ciudad. Si bien el flujo de migrantes se ha estabilizado desde que Perú exige la presentación de un pasaporte para ingresar al país, siguen llegando autobuses llenos de venezolanos, que han recorrido miles de kilómetros desde su país, pasando por Colombia y Ecuador. Unos 2.000 cada día, en busca de una mejor vida.