Las definiciones dan significado a las palabras, evitan interpretaciones múltiples y permiten un entendimiento común. Una buena definición debe describir todos los atributos esenciales, no ser demasiado amplia ni demasiado estrecha, evitar la circularidad, utilizar términos con significados claros y definir lo que sí es y no lo que no es. Se ha popularizado la negatividad y algunos conceptos erróneos, con respecto a los alimentos procesados, en los medios de comunicación y por parte de los propios consumidores. Además, las preocupaciones sobre los riesgos para la salud que podría tener el procesamiento industrial, la calidad de la dieta y las enfermedades crónicas han llevado al desarrollo de sistemas de clasificación de alimentos que distinguen entre diferentes categorías de alimentos procesados que no necesariamente conducen a una mejor toma de decisiones para elaborar una dieta correcta.