Hoy quiero compartir contigo una palabra que he tomado como fundamento en la educación de mis hijos. Es una palabra que me reta y me motiva en la labor que Dios me confió como madre. Como lo he comentado antes, la educación cristiana va más allá de impartir un conocimiento al intelecto, el enfoque está principalmente en la formación del carácter y en levantar hijos que glorifiquen a Dios. Hoy quiero analizar un Salmo que establece claramente a qué debemos apuntarle en la formación de nuestros hijos.
En este episodio, exploramos el poder transformador del amor en el hogar. Desde el momento en que llegamos al mundo, el ser humano fue creado para dar y recibir amor, y el lugar ideal que Dios pensó para vivirlo es la familia.