El demonio conoce nuestras debilidades y es a través de ellas que muchas veces se aprovecha de nosotros. No podemos rechazar el sufrimiento, pues es el camino corto el que nos lleva a manos del tentador.
Toda nuestra vida se desarrolla en medio de una lucha: Satanás y su ejército contra nosotros, los hijos de Dios. ¿Cómo hemos de combatirlo sin antes conocer la pelea a la que nos enfrentamos?