Description
Narra la leyenda que en el convento de San Diego, de la ciudad de Quito-Ecuador, vivía hace algunos siglos un sacerdote joven, el padre Almeida, el mismo que se caracterizaba por su afición a las juergas y al aguardiente.
Todas las noches, él iba hacia una pequeña ventana que daba a la calle, pero como esta era muy alta, él se subía hasta ella, apoyándose en la escultura de un Cristo yaciente. Hasta que una vez el Cristo ya cansado de tantos abusos, cada noche le preguntaba al juerguista: ¿Hasta cuando padre Almeida? , a lo que él respondía: “Hasta la vuelta Señor”.