Description
El cerebro utiliza una serie de mecanismos o atajos cada vez que tomamos una decisión, y cuando se trata de nuestro dinero hay que tenerlos en cuenta. Se denominan sesgos mentales y, entre otras cosas, pueden llevarnos a no valorar los riesgos o decantarnos por una mala opción. Entre otros, existe el riesgo de exceso de confianza, la ilusión de control o el sesgo de anclaje, que da más valor a la primera opinión que escuchamos respecto a las siguientes. El estado de ánimo también influye de manera determinante a la hora de tomar una decisión de inversión. Para protegerse de estas trampas del cerebro, lo primero es ser conscientes de que existen y, ante todo, informarse bien con opiniones sólidas, diferentes y críticas.