María es hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre del Hijo. Ella tiene clara su identidad y vemos que coincide precisamente con los significados del cuerpo: filial, esponsal y fecundo que todos tenemos.
Continúa el tema de la parte 1, recordándonos la meta de luz a la que estamos llamados, y cómo podemos ser cada día más como Jesús mediante la oración.