La intimación nos hace querer ser y hacernos amigos de Dios. Serle fiel a su Palabra y vivir bajo la esperanza bendita de nuestra redención corporal. Pero aquello que se encuentra en la búsqueda de Dios, no es temporal, tampoco es visible. Es eterno e invisible. Buscar a Dios de todo nuestro corazón nos apertura a lo invisible y eterno, que es lo espiritual. El Espíritu nos conduce hacia lo espiritual y lo que es propio de dicha naturaleza. El propósito primordial de la Intimación es que seamos establecidos como amigos de Dios. En la Biblia se registra varias maneras como es descrita nuestra relación personal con Dios. Todas ellas obedecen a formas metafóricas de la horizontalidad de las relaciones humanas, de cómo el hombre se relaciona con sus semejantes. Esto es bastante interesante porque a pesar de la relación vertical que se tiene con Dios, la apertura de la relación con Él se hace estrecha y cercana en el marco de una especial horizontalidad, que describe cada uno de los aspectos de dicha relación. ¡Emmanuel!