Los sistemas de refrigeración de los romanos hace 2000 años revelan su ingenio y adaptabilidad al medio ambiente. Los ciudadanos de clase alta tenían acceso privilegiado al hielo, almacenado en pozos de hielo dentro de sus domus.
Estos pozos estaban diseñados como espacios preservados y cubiertos con cúpulas para mantener la nieve acumulada durante el invierno, disponible durante los meses más cálidos.
Este hielo se utilizaba tanto para conservar alimentos como para crear bebidas y baños refrescantes, demostrando un nivel temprano de sofisticación en el disfrute del clima cálido.
Además, los romanos no solo conservaban el hielo, sino que también lo utilizaban para crear helados, mostrando una sorprendente familiaridad con la indulgencia culinaria incluso en épocas antiguas.
Este ingenio romano en el manejo del clima y la comodidad en verano destaca su capacidad para adaptarse y disfrutar de las estaciones cambiantes.
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Dirección, locución y producción: Iván Patxi Gómez Gallego
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