Hoy vamos a hablar de cine. De cine elevado a su máxima categoría artística. De cine que no se hace para entretener ni relajar las mentes en estos tiempos de banalidad. De cine que quiere provocar una revolución. De cine que viene a romper todos los esquemas. Hoy la sección de La Linterna Mágica, capitaneada por nuestro experto en cine de cabecera, César Usán, va a ocupar todo nuestro programa para hablar de uno de los directores más importantes de la historia del cine. Un artista mayúsculo que formó parte de una de las generaciones artísticas más brillantes de la historia de nuestro país, siendo amigo íntimo de gente tan importante para nosotros como Lorca, Dalí o Alberti. Que paseaba por las calles de París con Unamuno mientras formaba parte del movimiento surrealista francés, una vez que se trasladó a la ciudad de la luz desde Madrid. Un artista irredento que liberó todas las pulsiones que brotaban de él en sus habituales ensoñaciones trasladándolas de manera magistral a la gran pantalla. Un hombre que se codeó con la flor y nata de la élite cultural española, francesa, norteamericana y mexicana, y cuya vida en si misma fue verdaderamente apasionante. Así que nos preparamos un Dry Martini, encendemos un cigarrillo y nos disponemos junto con Dalí a contarnos los sueños que hemos tenido esta misma noche, mientras suenan los tambores de Calanda a lo lejos. Ya podéis notar como las hormigas corretean por vuestras manos y como la burguesía acomodada comienza a temblar porque un cineasta absolutamente genial se prepara para rodar una de sus incendiarias películas. Hoy hablamos de Luis Buñuel.