Description
Donde fuiste feliz alguna vez no debieras volver jamás: el tiempo habrá hecho sus destrozos, levantado su muro fronterizo contra el que la ilusión chocará estupefacta [...] sabes que volverás porque la dicha consistió en marcarte con la nostalgia.
Así era como Félix Grande nos advertía en su poema de que aquello que en el pasado nos ilusionó, nos emocionó, nos levantó de la silla, nos enamoró… cuando volvamos a ello nos causará decepción porque esa chica, ese pueblo natal, esa canción… ya no es la misma, y sobre todo, nosotros no somos los mismos. Vas buscando, embargado por la nostalgia, una sensación, una emoción y encontramos otra que no nos llena tanto y el vacío que queda lo rellenamos con esa mueca torcida de desaprobación.
En cierto modo, con la obra que hoy tratamos, “Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots”, esa sensación ha empezado a asomar. No quiero que se me malentienda, pues sigue siendo para mí una de las mejores experiencias que me ha regalado y me sigue dando el mundo del videojuego. Aunque es cierto que por primera vez no he visto el juego redondo y perfecto al que una vez jugué, y al que le veo las costuras de las que algunos me hablaban y yo, tal vez no quería ver, o tal vez no estaba preparado para apreciar, no puedo dejar de afirmar que todo eso pasa a un segundo plano ante los magistrales cierres argumentales que nos ofrece Kojima en la cuarta entrega numerada de su mayor obra.
Metal Gear Solid 4 es puro fanservice del bueno. Cada conversación de Codec es un guiño a la nostalgia, cada pregunta queda contestada de forma tajante, hasta el punto de contarnos porque un personaje lleva sufriendo diarrea durante tres entregas. Pero no nos quedemos solo en lo banal de lo que muchos ya llamamos “kojimadas” ya que pueden desviar la atención y distraernos de lo importante. En Guns of the patriots nos reencontramos con la saga en su desembocadura final. Meryl ya es una mujer curtida por la guerra, con sus propios valores y lejos de la idolatría de la leyenda de Snake. Raiden consigue su redención y demuestra su valor en la saga reconciliándose con el jugador, y hasta dejándonos a algunos con las ganas de manejarlo, Naomí se redime con Snake por su traición en Shadow Moses y Ocelot, el antagonista definitivo, pone todas las cartas sobre la mesa con un discurso final de villano y una de las luchas más míticas que nos ha brindado el mundo del videojuego.
Por todo esto analizamos esta obra con el compañero Reverse Snake con el respeto y mimo que se merece. Señalando sus costuras, sí, pero también alabando la gran joya que Kojima nos entregó.
Esperemos que lo disfrutéis tanto como nosotros hemos disfrutado haciendo el programa y jugando el juego las ochenta veces que lo hemos jugado.
Cuando en el 2005 me ví a los mandos de una Playstation 2 manejando a un general espartano que esgrimía unas espadas imbuídas en fuego como un malabarista de cariocas reventando demonios, harpías, medusas y al mismísimo Hades sin importar a quien se llevara por delante pocas pistas tenía de que...
Published 07/12/23
Cuando en el 2005 me ví a los mandos de una Playstation 2 manejando a un general espartano que esgrimía unas espadas imbuídas en fuego como un malabarista de cariocas reventando demonios, harpías, medusas y al mismísimo Hades sin importar a quien se llevara por delante pocas pistas tenía de que...
Published 07/12/23