Description
Hace varios años, una señora me regaló una muñeca que tenía un aire siniestro. La muñeca era pesada, con el cabello despeinado y manchas rojas en la cara, además de estar cubierta de trazos de plumón negro permanente. Lo que más me llamó la atención fue que, al presionar su estómago, la muñeca lloraba. Decidí llevarla a casa y, afortunadamente, mi mamá me dejó quedármela. Pero esa noche, sucedió lo peor.