Atrapanieblas: cosechando agua de las nubes
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“En los años 30, siendo un niño, salía a jugar a las siete de la mañana en la salitrera María Elena, en el desierto de Atacama, porque después el calor era insoportable. Era verano y un día vi algo como motas de algodón en la pampa, que según los adultos era camanchaca, la neblina costera… pero cuando salió el sol desapareció…” La camanchaca, cuyo nombre proviene del término Aimara “kamanchaka”, que significa “oscuiridad”, es un tipo de neblina costera, dinámica y muy copiosa. La camanchaca, en la costa del sur de Perú y norte de Chile, se produce debido a que durante el día el mar absorbe calor irradiado por el sol actuando como moderador térmico. Durante la noche y la madrugada libera este calor, que a la vez produce vapor. Este vapor en la mañana no sube lo suficiente a causa del Anticiclón del Pacífico Sur. A medida que transcurre el día esta niebla costera se calienta con el sol y se eleva, como nube orográfica, la que finalmente es dispersada por la alta presión del anticiclón del Pacífico. En la década de los 50 del siglo pasado, Carlo Espinosa, desarrolló los primeros prototipos de su Atrapaniebla: un artefacto diseñado con 360 barras de cobre de un metro de largo y una arpillera, lo que permitió captar parte del agua de las nubes, condensarla y capturarla. Este fue un invento que le valió el reconocimiento nacional e internacional. Los atrapanieblas se crearon en respuesta a la terrible crisis por falta de agua, sumada a los frecuentes cortes de energía eléctrica, algo que se transformó en un drama constante para las familias del norte de Chile en aquella época. Fueron años de mucho trabajo hasta llegar a la figura geométrica que permitía recoger 300 litros promedio de agua por día… “Era un sistema simple. La estructura, que cabía en una maleta, se instalaba, pasaban las nubes, se mojaba la arpillera y caía por gravedad. Además era agua limpia, sin gérmenes, lo que confirmamos con análisis realizados en Argentina. El invento era, de verdad, una locura”, afirmó Carlos en una entrevista realizada el año 2018. En el año 2014, invitaron a Carlos Espinosa a presentar su invento en la muestra “Le bord des mondes”, [Al borde de los mundos] que se realizaría los primeros meses del 2015 en el centro de arte contemporáneo “Palais de Tokyo” en París. En palabras de la curadora de la muestra, Rebecca Lamarche Vadel, “La exposición explora los múltiples campos de la creación artística e invita a creadores de fuera del mundo del arte cuya obra parecería pertenecerle por su profundidad, su belleza y su singularidad. Estos artistas, visionarios, experimentadores y poetas, revelan estos campos sin precedentes y desafían los límites.” El pasado 12 de junio del 2022, a la edad de 98 años, falleció Carlos Espinosa, dejando -entre tantos aportes- una tecnología apropiada a su época y su contexto, pero sobre todo, apropiada cada vez más a las permanentes crisis hídricas globales.
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