Sentía que había una mujer atrapada dentro de mí que se moría por salir nuevamente así que hable con Sebas sobre aquella noche y realmente él no se sintió nada cómodo, lo peor de todo es que fue su idea y a mí fue a quien le quedó gustando.
En medio del bullicio, el "regalo especial" que mis amigas me habían preparado iba llegando a la discoteca: una deliciosa sorpresa de complexión atlética, muy alta, con una sonrisa que derretía.