Pronto accedí a tener ese fetiche tan anhelado de ambos y un buen día después de llegar de la universidad Juan y yo decidimos realizar una cena romántica para ambos, tan pronto terminó empezamos a darnos besos y un poco de buen amor.
En medio del bullicio, el "regalo especial" que mis amigas me habían preparado iba llegando a la discoteca: una deliciosa sorpresa de complexión atlética, muy alta, con una sonrisa que derretía.