Soy psicólogo... y a mi también me pasa
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¿Alguna vez te has preguntado si los psicólogos también sentimos como tú? ¿Qué pasa cuando somos nosotros los que necesitamos ayuda? Hoy conversamos sobre lo que significa ser psicólogo y, aún así, enfrentarnos a nuestras propias batallas emocionales. Porque, al final del día, todos somos humanos. Cafecito en mano y comenzamos.
Hoy quiero hablar de algo que, a veces, se nos olvida: los psicólogos también somos seres humanos. Y sí, a pesar de nuestra formación y de nuestra experiencia, no estamos exentos de pasar por situaciones difíciles, de sentirnos abrumados o incluso de enfrentar problemas de salud mental.
Es fácil caer en la idea de que los psicólogos tenemos todo resuelto, ¿verdad? Como si por el simple hecho de estudiar la mente humana, estuviéramos blindados contra los problemas. Pero la realidad es otra, y es importante que lo sepamos, porque no solo humaniza nuestra profesión, sino que también nos ayuda a ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás.
Te cuento, por ejemplo, que hace un tiempo pasé por una racha complicada. Uno de esos momentos donde sientes que el mundo se te viene encima y no sabes ni por dónde empezar. Yo, que todos los días ayudo a otros a encontrar sus herramientas, me vi en la situación de buscar las mías. Fue un proceso duro, pero me enseñó algo valioso: está bien no estar bien.
Y eso es lo que quiero que te lleves de este episodio. A veces, incluso nosotros, los psicólogos, necesitamos un respiro. Necesitamos recordar que no tenemos que ser perfectos, que podemos sentirnos vulnerables, tristes, ansiosos, igual que cualquier otra persona. Y no hay nada malo en ello.
Mira, he tenido días en los que levantarme de la cama ha sido todo un desafío. Y días en los que, a pesar de saber toda la teoría, me ha costado aplicar esos mismos consejos que doy en consulta. Porque, aunque tengamos las herramientas, ponerlas en práctica cuando estamos sumidos en nuestras propias emociones no es tan sencillo.
Ahora bien, ¿esto qué significa? ¿Que no somos buenos psicólogos? Para nada. De hecho, creo que es al revés. El haber pasado por momentos difíciles nos hace más empáticos, más cercanos, más capaces de entender lo que otros sienten. No es lo mismo hablar de ansiedad o de depresión desde los libros que haber sentido ese nudo en el estómago, esa desesperanza que a veces parece no tener fin.
Y ojo, con esto no quiero decir que porque pasemos por situaciones difíciles seamos menos capaces de ayudar. Al contrario, nuestras experiencias nos permiten acompañar a otros desde un lugar más auténtico. Nos recuerdan que la salud mental es algo que se construye y se cuida día a día, y que nadie, absolutamente nadie, está exento de tener altibajos.
Entonces, cuando vayas a consulta, ya sea conmigo o con otro psicólogo, recuerda esto: estamos aquí para ayudarte, sí, pero también estamos en nuestro propio camino de aprendizaje. Nosotros también tenemos que cuidar de nuestra salud mental, pedir ayuda cuando la necesitamos, y reconocer que a veces, no tenemos todas las respuestas.
Y es que, al final del día, ser psicólogo no significa ser invulnerable.