(Entrevista de Manuel Sollo). A menudo aceptamos sin más cuestionamiento, como obviedades, determinadas costumbres y circunstancias. Por ejemplo, todo aquello que acontece en torno a la lectura, un ritual clásico para cualquier aficionado. La sorpresa surge como un espasmo cuando alguien, pongamos el escritor argentino residente en Francia Eduardo Berti, explora los límites difusos de un acto de apariencia inocua. Lo hace en los relatos de “Círculo de lectores” (Páginas de Espuma). Parte de que no hay libro sin lector y de que no hay dos lectores iguales. Así, el autor se afana en revelarnos qué pasa por la cabeza del lector mientras lee, si mantiene un rol pasivo ante lo escrito o lo reinventa y transforma, qué relaciones establece con los personajes, cómo se ordenan las bibliotecas. Traza un elogio de la creación literaria, que extiende a editores, traductores y otros especialistas del gremio. A la vez juega con géneros, formas y contenidos, al modo del grupo de experimentación literaria Oulipo, del que es miembro desde 2014.