Joanna Santillán He conocido mujeres maravillosas en mi caminar por DIF y Joanna Santillán es sin duda, una de ellas. Joanna es la mujer con el corazón más grande que conozco; nunca se queda con nada y siempre tiene algo para todos. Joanna ha tenido la bendición de estar en una trinchera increíblemente privilegiada para servir y ha asumido su responsabilidad de una manera impecable. No hay una sola causa social que no haya estado en su agenda: niños institucionalizados, niños con cáncer, educación, mujeres víctimas de violencia y mujeres privadas de su libertad, etc. Joanna es de sonrisa fácil y da unos abrazos largos y apretados, de esos que te renuevan el alma y nunca se te olvidan. Todavía recuerdo el día que la conocí por primera vez, me abrazó como si nos conociéramos desde siempre, me hizo sentir segura y bienvenida desde el primer segundo. Ese día supe que, en ella, tendría mi mejor aliada. Y no me equivoqué, Joanna resultó ser mi compañera de causas y de luchas y me ha respaldado en todos mis proyectos e iniciativas. Joanna me abrió las puertas de su oficina, pero también las de su corazón. No sé si lo sepa, pero desde que la conozco me he acercado más a Dios, porque Joanna contagia su fe inquebrantable y tiene a Dios en su boca todo el tiempo. Joanna es sin duda, otro de mis grandes ejemplos de congruencia. Me cuesta trabajo aceptar que la vida solo nos permitió trabajar de la mano durante tres años, sin embargo, confío en los planes que Dios tiene para cada una de nosotras y estoy convencida que coincidiremos en un futuro. Todavía tenemos mucho que dar y que hacer, estos años, fueron solo un ejemplo de lo que podemos hacer juntas, pero sin duda, no nos alcanzaron.