Eduardo Toda y Güell nació en 1855 y estudió Filología, Historia del Arte y Derecho. Como hiciera otro inquieto viajero de su siglo, Adolfo Ribadeneyra, fue también diplomático y si aquel estuvo en Ceilán y luego en Irán como vicecónsul y único diplomático español, Eduardo Toda estuvo en China y más tarde en Egipto. Si la vida de Ribadeneyra parecía apasionante y despierta su pluma al describir la historia, política y arte persa, lo de Toda es a mi juicio mucho más atractivo porque si en erudición y capacidad de observación ambos están a la par, la lengua de Toda es mucho más afilada, incorrecta y a veces hasta corrosiva. El texto de Eduardo Toda es un maravilloso recorrido por la historia, la geografìa y la cultura de varios egiptos, no solo el que tuvo ocasión de vivir de primera mano, el de finales del siglo XIX, con un país corrupto, arruinado e hipotecado en favor de los banqueros europeos para pagar los préstamos que habían pedido para pagar la descomunal deuda pública contraida con los mismos paises europeos que habían alentado un gasto público desmedido, sino también el Egipto de los faraones, el Egipto de los Ptolomeos, descendientes del general de Alejandro Magno que gobernó el país a la muerte del emperador, y también el Egipto dominado por los turcos otomanos.