Description
Cuando llego a Hurghada, a orillas del mar rojo, localizo un albergue sencillo y barato. Tienen un bar donde sirven alcohol. Me fijo que tras la barra, todas las botellas son falsificaciones locales de marcas internacionales. El lugar está lleno de rusos. Muchos de ellos completamente borrachos. Las mujeres van en bikini y exhibiendo carne pálida. Los camareros y botones circulan entre el ganado semidesnudo con ojos de lobo hambriento. A estos pobres menestrales los contratan en las pobres aldeas vecinas. Nunca han visto tanta carne pecaminosa. Se ve en sus ojos que les encantaría darse un atracón de sexo eslavo.
Al atardecer, cuando la luminosidad ya no es hiriente, salgo a pasear por la playa en busca de aire fresco, pero lo que veo no me anima en absoluto. Es un basurero. Resulta increíble que un pueblo que vive del turismo acumule tantos desperdicios incontrolados en lo que es su mayor riqueza. El mar Rojo es destino soñado por buceadores de todo el mundo, pero se está llenando de inmundicia sin que nadie intente poner coto.
Harto de esperar, de que el tiempo sea una espiral que nunca se rompe, decido proveerme de un vehículo, lo que sea que pueda moverse con tal de salir de la maldición de Wadi Halfa. Cuando delante de mí pasa un astroso tuc tuc tengo una iluminación. Se lo señalo al empleado del hotel y le digo que...
Published 11/25/21
Han pasado tres días desde que llegué a Sudán y la moto sigue sin llegar. La situación ha dejado de ser divertida. Wadi Halfa es un aburrido moridero. Podemos quedarnos aquí para siempre acompañados del polvo y de una vida que pasa lenta. Mi rutina es siempre igual.
Published 11/18/21