En esta historia de heroísmo, sacrificio, abnegación, voluntad de hierro hasta enfrentarse al todopoderoso Wotan, casi por primera vez una mujer (bueno, una walkyria), Brunilda, protagoniza una ópera como guerrera, salvadora y súper-héroe, y recibe un aire musical hasta entonces típico varonil (el tema de la cabalgata). En La Walkyria se enfrenta el mundo violento de Hunding -el cazador- con la fuerza del amor de Sigmundo y Siglinda (tema del "amor de los welsungos"), con la autoridad de Wotan (tema de "la lanza"), la inflexibilidad de la diosa Fricka... Los temas de los descendientes de Wotan se basan en escalas descendentes, anticipando su "vocación de crepúsculo". El grito de las walkyrias se basa en "el amor de los welsungos". Los temas musicales de la naturaleza primordial son arpegios manipulados ("la espada", "el oro del Rhin", "la cabalgata"...), y hay temas aciagos como "el destino", "el honor de los welsungos"... Finalmente, Wotan condena a su hija preferida, Brunilda, por su rebeldía en ayudar a los infortunados Sigmundo y Siglinda, y la duerme para siempre (tema de "la durmiente Brunilda") en un círculo de fuego que enciende el semidiós Loge. Sólo podrá penetrar ese círculo un héroe que no conozca el miedo. Pero eso será en la siguiente ópera, Sigfrido