La lucha inmarcesible de los hombres de letras, hombres sensibles, por hacer vivir entre líneas pasiones más inefables que el alma humana soporta y no tiene valentía para vociferar. Perenne porque esta lucha es continua y no acaba, remembranza porque lo que fue dejó de ser desde que se empezó a leer eso que empezaba "la lucha inmarcesible..."