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Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales
🎧 Audio 59
📕 Libro II Un alma en Cristo
8 de abril de 1990
𝔻𝕠𝕞𝕚𝕟𝕘𝕠 𝕕𝕖 ℝ𝕒𝕞𝕠𝕤
Señor, todavía no me hago del todo a la idea de estar en los sitios donde tú estuviste. Trato de trasladarme con la mente a tu tiempo, para así pensar mejor que estoy contigo, que te veo y que Tú me miras. Temo el Viernes Santo. Tendré que retener mis sentimientos y no sé si lo conseguiré.
Hija mía, no temas nada, no retengas tus sentimientos hacia Mí. María Magdalena no los retuvo; siempre dio rienda suelta a su amor y, por ello, se la recuerda como la mujer a quien le fueron perdonados todos sus pecados; y eran muchos. Pero también me amó mucho.
Hoy, Domingo de Ramos, empieza para Mí lo que se diría preludio de mi Pasión. Ya sabía que Judas me vendería y mi alma, llena de angustia, veía ya en los ojos de los que me aclamaban, con ramos de olivo y gritos de júbilo, a los que se volverían contra Mí. Pedirían a gritos mi muerte. Durante mi vida pública ya preparaba a mis apóstoles. Los iba instruyendo, enseñándoles una palabra serena y el sentido de la ley de amor que vine a dar a los hombres. Hasta disponerlos para que entregaran sus vidas, como Yo entregué la mía: hasta el sacrificio total. Siempre pido lo mismo a mis hijos. Los llamo como entonces, los instruyo como entonces y los lleno de amor, para el sacrificio de sí mismos, como ofrenda al Padre, por sus hermanos y por su Dios.
Hija mía, no temas. Hoy te digo, como dije a Pedro:
¿Me amas?
Sí, te quiero mucho. Pero necesito tu ayuda.
Deberás predicar mi santo nombre, deberás amar a tus hermanos totalmente y hasta el sacrificio. Hija ¿me amas?
Te amo, amor mío.
Únete a mis sufrimientos y entrégate conmigo al Padre. Hija mía ¿me amas?
-Sólo tú, Padre, sabes cómo te amo.-Pues ofrece tu alma al Padre y di conmigo:«Padre, yo, tu hija, me ofrezco a tu divina misericordia. Mírame y acéptame, como aceptaste el sacrificio de tu divino Hijo para salvar a los hombres de la muerte eterna y darles la redención. Acógeme a mí, oh Padre, porque me ofrezco por mis hermanos y te pido misericordia. Padre mío, ¡detén tu ira! Pero si los pecados de los hombres te han irritado tanto que no puedes sino castigar, mira que no todos son malos y salva a los que te aman. Ellos ven que tú eres Dios y te alabarán por siempre. Acuérdate, Padre, del diluvio y que prometiste, en tu Alianza, que no volverías a exterminar al hombre totalmente. Y eso, no por los méritos del hombre, que bien merecemos tu ira, sino porque tú eres santo, el eterno Padre dador de todas las gracias y cuya bondad es infinita. Padre mío, acoge mi alma, que te ama y se une al sacrificio de la Cruz. Te lo pido por tu divino Hijo. Amén».
Hija mía, no te extrañes de que te pida que hables en estos términos al Padre. El escucha a todas las almas que le aman y ve su buena voluntad. Recuerda que Él ha hablado a muchos hombres a lo largo de los tiempos y sólo ha exigido amor, caridad y entrega.
Grupo María Auxiliadora (1990). Un alma en Cristo Libro II
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🎧 Audio 178
📕 Libro II Un alma en Cristo
EPÍLOGO
«Dios, que se sirve del lenguaje de los signos humanos para comunicarnos su Luz, de tal modo se hace condescendiente con nosotros, que se adapta a nuestros temperamentos y a...
Published 10/10/24
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🎧 Audio 177
📕 Libro II Un alma en Cristo
12 de diciembre de 1993
𝕌𝕟 𝕤𝕦𝕖ñ𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕣𝕖𝕠𝕔𝕦𝕡𝕒
Estoy en oración en mi habitación. M., una señora amiga, me ha llamado para preguntarme acerca de un sueño que ha tenido. Ha soñado que...
Published 10/10/24