Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 50 📕 Libro II Un alma en Cristo 30 de diciembre de 1989 𝕊𝕠𝕓𝕣𝕖 𝕖𝕝 𝕒ñ𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕧𝕚𝕖𝕟𝕖 _Son las 3:50 de la tarde y estoy en oración en mi habitación._ Hija mía, en el año que ya se marcha se te ha precisado casi por completo lo que Yo, Jesús, quiero y espero de ti. Mi labor en ti empezó hace diez años. En realidad he estado en ti desde siempre. Tú estabas ya presente en Mí desde antes de todos los siglos. Desde tu nacimiento Yo estaba en ti oculto. Hasta que, hace diez años, aparecí de forma inesperada, sin que tú me dieras el permiso. Aparecí de repente en tu vida y ya no me iré, porque estaremos juntos durante el resto de tu vida en la tierra y después de tu muerte. En el año que está a punto de empezar, seguirás por la senda que Yo te he marcado. Los caminos que tienes delante de ti son de entrega y sacrificios, de abnegación y de humillación. Humillación no es la palabra exacta, pues todos estos sentimientos estarán mezclados entre sí; éstos hacen que el alma se purifique y vaya muriendo poco a poco a ella misma, de forma que quede reluciente, como oro purificado en el crisol. Este año que viene no será bueno para el mundo: las enfermedades y la muerte lo rondan. Mis hijos, ciegos y sordos, sólo piensan en la diversión, la lujuria y el placer. En todo menos en su Dios. El mundo está condenado a su propia destrucción. Las conciencias negras de sus gobernantes no saben distinguir el bien del mal. Sólo se preocupan de llenarse los bolsillos y amontonar bienes, que no se llevarán consigo cuando emprendan el último viaje. Ante Mí comparecerán desnudos, tal como nacieron. Pero con una gran diferencia: entonces en sus almas sólo había el pecado original, del que fueron lavados y purificados por el Bautismo. Cuando vengan a Mí, si no se han arrepentido de sus pecados ¿qué será de ellos, hija mía? ¡Qué horror me da ver al mundo! ¡qué olor nauseabundo exhala! Es mucho peor que el que desprende un cadáver en estado de putrefacción. Este hedor sube ante la presencia del Padre, que vuelve su cabeza con tristeza y horror.¿Qué hacen estos hombres?¿No han visto que mandé a mi Hijo por amor y que ellos lo mataron, lo ultrajaron?A cambio de su maldad ¿qué recibieron? Recibieron como pago redención, gloria y vida eterna, que están al alcance de todas las manos que quieran extenderse hacia Dios y pidan perdón. Hija mía, tendré que castigar. El castigo será grande: espantoso para el hombre, pero justo para Dios, porque más terrible que el castigo es el pecado que cometen tantas almas.La Bestia, enardecida, ondea su espantosa bandera: negra como la muerte del alma, maloliente como el hedor que consume al mundo. Enfurecida, va golpeando las conciencias y su voz, suave y doliente, va susurrando a los oídos de mis hijos insensatos. Estos, con las conciencias dormidas, van cayendo uno a uno en los abismos del pecado y, cuando se dan cuenta, ya es tarde, ya no hay tiempo. ¡Qué tristeza siente mi alma! Cada vez que se pierde un alma sufro los terrores de mi crucifixión. Yo vine a salvarla y se ha perdido. No ha escuchado mi voz, que la llamó por su nombre, ni ha acogido la gracia del Espíritu Santo, que la visitó una y otra vez. Ella, sorda y ciega, sólo oía la voz del pecado que le decía: «Diviértete, no hay Dios. Vive, disfruta, actúa a tu placer, que no serás juzgada, no serás castigada». ¡Qué tristeza, hija mía! En este año que viene quiero que continúes fiel a la gracia que Yo derramo en ti a manos llenas. Tú sé fiel a tu Padre espiritual y haz lo que él te aconseje. El Grupo debes llevarlo como hasta ahora, con capacidad y paciencia. Procurando atender a cada uno de los miembros, aceptando de cada uno la dedicación que te puedan dar. No te desanimes. Piensa que las cosas