Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 40 📕 Libro II Un alma en Cristo 8 de octubre de 1989 𝕊𝕠𝕪 𝕞𝕦𝕪 𝕗𝕖𝕝𝕚𝕫 En oración. Soy muy feliz. Siento en mi alma una alegría viva. Mis palabras son pobres para expresar la vida que hay dentro de mí. Me siento hija de Dios. Experimento que ser y existir es un don divino y que otro don es ponerse al servicio del Altísimo. Doy gracias al Todopoderoso por haberse fijado en mí. Supongo que le di lástima. Antes de que Él viniera a mí ¡era tan pobre! que ahora sólo puedo decir: Gracias, Señor, por tu bondad y por la misericordia que has tenido conmigo. Sí, por ser pequeña me amparaste. Dame la humildad que tanto necesito para seguir y hazme más pequeña, para que así no apartes tus ojos de mí. Te bendigo por tu amor. Bendigo también en ti tu disponibilidad para hacer mi voluntad, tu obediencia a tu Padre espiritual y tu amor en el trabajo. Yo, Jesús, te bendigo. Mis ojos te descubrieron perdida en ti misma, desgraciada como todo aquel que vive para sí mismo. Te vi y me enamoré de ti. Dije: He aquí a un alma perdida que se debate en las tinieblas de su propio egoísmo; pequeña, triste y tan equivocada en el amor. Voy a buscarla. La atraeré hacia mi divino Corazón, le enseñaré a amar desinteresadamente, a beber el agua que brota del manantial de mi Corazón, le enseñaré mis caminos y ya no estará nunca sola porque mis ojos no se apartarán nunca de mi pequeña. Y nos amaremos por siempre. Hija mía, ayer fuiste a la medium acompañando a tu pariente, yo te di permiso para que así lo hicieras, porque tu pariente no te escucha, pero a ella sí. Es lástima porque tú le dices lo mismo. Ella es honrada y buena; está a mi disposición y a la de su prójimo. No hay en su conducta nada reprobable; sólo que lleva otro camino, porque Yo a mis hijos los pongo donde sé que harán más favor. Hay que tener mucho cuidado con esto, pues hay mucho fraude y no todo viene de Mí. Por eso la Iglesia no lo permite. El mal se oculta en estas cosas y ¡pobre del que se deja atrapar! Tú, hija mía, no debes ir para ti nunca; debe bastarte lo que Yo te digo y mi santa Iglesia. Pero si tu pariente va, acompáñala, pues así podrás descubrir si hay algo que no sea lo que debe ser. Cuando tu pariente esté mejor, poco a poco id cambiando lo que la medium diga, por la oración del Santo Rosario. De momento que haga lo que le ha dicho, que es bueno, pues pedir por los enemigos es una petición que todo cristiano debería hacer. Tú sigue tu camino. Ve donde Yo te indique, sigue fiel a la gracia del Espíritu Santo y mantén tus ojos fijos en Mí. Yo te sostengo, te guío y te amo. Grupo María Auxiliadora (1989). Un alma en Cristo Libro II