Description
Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociale
🎧 Audio 37
📕 Libro II Un alma en Cristo
19 de septiembre de 1989
𝔼𝕝 𝕕𝕠𝕞𝕚𝕟𝕘𝕠 𝕗𝕦𝕚 𝕞𝕦𝕪 𝕗𝕖𝕝𝕚𝕫
Estoy en oración en mi habitación. Te doy gracias, Padre, por todo lo que haces por mí y por mi familia. El domingo fui muy feliz. Todo salió como Tú me decías. Vi tu mano en todo. Jamás pensé casar un hijo mío así. Te vuelvo a dar las gracias por tu misericordia para con esta pequeñísima hija tuya.
Pequeñísima… tú lo has dicho y has dicho bien. Tan pequeña que constantemente llamas mi atención y mis ojos están siempre posados sobre ti, vigilando que nada te haga daño: como un Padre con el más pequeño de sus hijos. Cuando aquel llega a su casa, los mayores salen a recibirle. Él mira a su alrededor y busca al que falta. Acaricia a los que han salido a recibirle y enseguida pregunta: ¿dónde está el pequeño? ¿cómo no está entre vosotros? ¿le ha pasado algo? Sobresaltado lo busca y, cuando sus ojos lo descubren distraído, corre a estrecharlo contra su corazón. Así hago Yo contigo: corro a tu encuentro y, cuando como un niño me alargas tus brazos y me dices: «Padre, estoy aquí ¡cuánto amor brota de mi divino Corazón!».
Hija mía, la boda de tu hijo no podía ser de otra forma. Lo habías dejado todo en el regazo de mi santa Madre; habías orado para que fuese a gusto de la Santísima Trinidad. Nos habías invitado a las bodas y, como en Caná de Galilea, hemos asistido y, como entonces, también se ha servido el buen vino.
Ahora descansa tu alma con el trabajo realizado. Llena está tu alma de Dios y comprendes perfectamente porque hay tanta depresión entre mis hijos, los pobres hombres. Digo que son pobres, pudiendo ser ricos, porque están a su alcance los mejores tesoros del mundo, que es llenarse de Dios en la tierra. Ellos, los hombres, buscan el consuelo en cosas vanas y, cuando pierden esas cosas, se hunden: sus almas se llenan de tristeza.
Unos ponen su amor en el dinero, otros en sus hijos, otros en una persona determinada, otros en la juventud y el placer. Cuando todo esto se acaba, se sienten acabados con lo que se ha perdido. Y he aquí que en sus almas resecas y entristecidas, como castillos en penumbra, reinan la tristeza y la angustia y pierden la esperanza. Por el contrario, el alma llena de Dios no se agarra a nada terreno; hace su deber y, cuando lo ha cumplido, queda satisfecha y en paz. Piensa: «Ya tengo un trabajo hecho; dispongo de más tiempo para mi Señor». Esas almas resplandecen con la luz de Dios. La dicha y la paz reinarán en ellas por siempre.
Grupo María Auxiliadora (1989). Un alma en Cristo Libro II
Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales
🎧 Audio 178
📕 Libro II Un alma en Cristo
EPÍLOGO
«Dios, que se sirve del lenguaje de los signos humanos para comunicarnos su Luz, de tal modo se hace condescendiente con nosotros, que se adapta a nuestros temperamentos y a...
Published 10/10/24
Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales
🎧 Audio 177
📕 Libro II Un alma en Cristo
12 de diciembre de 1993
𝕌𝕟 𝕤𝕦𝕖ñ𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕣𝕖𝕠𝕔𝕦𝕡𝕒
Estoy en oración en mi habitación. M., una señora amiga, me ha llamado para preguntarme acerca de un sueño que ha tenido. Ha soñado que...
Published 10/10/24