Description
Una vez vi una caricatura que me hizo reír. En ella, un hombre pedía que lo llevaran para aliviar la carga en sus hombros. Una camioneta se detiene y lo invita a subir. Alguien en el vehículo le pregunta: “¿Por qué no sueltas el morral con tu pesada carga?” El hombre responde: “Es que siempre me gusta cargar todas mis cargas”. Más allá de lo cómico, esta caricatura me hizo reflexionar: muchas veces actuamos igual en nuestra vida espiritual.
Como creyentes, presentamos nuestras cargas a Dios porque Él cuida de nosotros. Pero, al igual que el hombre en la caricatura, aunque oramos y le dejamos nuestras cargas, seguimos llevándolas. Nos apegamos a nuestras aflicciones, incertidumbres y temores, sin dejarlos completamente en manos de Dios. Sin embargo, Jesús ya cargó con nuestros pecados, nuestras aflicciones y todos nuestros temores en la cruz. ¿Dejarás que Él cargue todo lo que te agobia?
La Biblia dice en Mateo 11:29-30, “29 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. 30 Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana»” (NTV).
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