El dolor abdominal es un cajón de sastre en el que metemos diversas dolencias: empacho, nervios, gases, retortijones, corte de digestión... Más allá de esos autodiagnósticos de andar por casa, también puede ser síntoma de un proceso que requiera atención médica.
Te contamos cómo puedes encontrar la causa y el tratamiento requerido.
No es extraño que el dolor abdominal sea un concepto ambiguo. En esa cavidad situada entre el tórax y la pelvis que denominamos abdomen, se encuentran órganos y vísceras, diferentes estructuras donde se pueden originar.
Como nos cuenta el doctor Ángel Álvarez, del Servicio de Digestivo del Hospital Clínico de Madrid, “una de sus características es que es muy inespecífico.
Aunque la causa más frecuente suele ser un trastorno digestivo, también una neumonía te puede provocar este dolor, así como una infección de orina o, incluso, un infarto. Por eso, en principio, lo más importante es el radar personal: normalmente, uno mismo sabe cuándo se trata de una molestia diferente a las conocidas, de algo que nunca antes había tenido.
Y esa sería la primera señal para consultar al médico”. Igual que cuando llevamos el coche al taller por ese ruidito que no hacía antes.
De acuerdo, entonces, vamos al médico, pero por más que pensemos que no hay nada más simple que un dolor de barriga, hallar su origen puede ser un reto.
¿Úlcera, gastritis, infección de la vesícula, colecistitis, pancreatitis, un problema ginecológico, cálculos renales, oclusión intestinal?
Hay un sinfín de posibles causas. “El diagnóstico es realmente complejo”, corrobora el doctor Ricardo Gómez Huelgas, jefe de Servicio del Hospital Universitario Regional de Málaga y presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna.
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Texto: María Corisco
Dirección, locución y producción: Iván Patxi Gómez Gallego @ivanpatxi
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