Si ponemos nuestra confianza y nuestra esperanza en Dios, Él nos hará prosperar incluso en el desierto. Nos dará prosperidad aún en tiempos difíciles. Esto significa que cuando otros se están hundiendo, Dios dice que lo superaremos.
¿Qué hacer cuando sentimos que nos hundimos? ¡No hay dónde apoyar el pie! Sentimos que todo se tambalea y nos arrastra hacia la corriente. ¿Te cansaste de pedir ayuda? El salmista decía v.17 “No me des la espalda, pues estoy en problemas; ¡date prisa!”
El amor de Dios es incondicional y siempre está disponible. Él te extiende su amor y quiere que lo recibas y que seas bendecido. Después quiere que tú se lo des a otros.