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J y G, junto con V y W fueron hacía la sesera de Don Trafalgar.
- Alberto piernas largas por qué le regaló esos zapatos a Don Juan de Sínope?
Sin embargo, en el eslabón de las caricias el tuerto lo hace otra vez, y aclara que es un corsario porque las sirenas de su estanque son sus yunkas.
- Y cuántas vistes?
Derrepente Santa Clavos dice susurrando:
- Ver no es creer, creer es ver.
Y todos abren los ojos.
- Está lloviendo, dicen los ciudadanos.
- Y en pleno Domingo!
Sí, hoy abuelo Domingo quería echarse el trago, y llamó a a una sirena, para apremiar su cinturón, de gacha bárbara.
Allí, el Sol lo volvía a hacer, cientos y cientos de miles de ranas caían, y saltaban en la Laguna de la madre, cómo lo llamamos nosotros La Tenerife, empezando a recobrar el aliento, y respirando como quién vuelve a respirar después de años.
- La mar estaba serena, serena estaba la mar.
Le grita como si fuera eso una balada triste de trompeta.
A lo lejos el pudor y la rabia, aclama el veredicto, el ruiseñor sacude su vista y el jilguero grazna su canto sobre la aurora.
- Y sale Julián de cortos pies, a mamarse de amanecida el primer churro.
- Corre, corre. Le miente Don Valentín.
Y a la cabeza, le invita a un rubia.
- Pibe, dile a Jhonny que se marque dos.
Y el emprendedor, se pega el misero cisne de Tun Tun.
- Ves, ves!
- Si o qué!
Baco, el mayor príncipe y rey a su vez del gentío y buen nombre, chuta otra vez.
- La paca, primo, la paca.
Alli estaba Don Sebastián comiendo en el Gomera, que por si fuera poco, hoy venía de ciénaga vestida.
- Era un orco?
- O era Shrek?
- Era el seso del Ciprés, la flor de Mayo, y giro de la peonza tocando el sereno.
- Gol!
Y todos los allí presentes, reunidos cómo si de Bomba Stereo se tratase empezaron a llamar al chombo, y el chombo dijo.
- Saben quién es?
- No.
- El gato voladorrrr, el gato volador!
- Y qué fue?
- Llegó Silvestre, llegó el Don Gato, llegó el Gatotón!
- Y el nuevo?
- El gatuno!