¡Cristo ha resucitado verdaderamente! ¡Aleluya! Dejemos que la alegría de la resurrección inunde nuestros corazones. Se puede decir que a Jesús no se le puede seguir de lejos [Reflexión al Evangelio del Domingo de Resurrección, Jn 20,1-9].
lavar los pies de los discipulos. ¡En Dios, bajar es tocar, servir y amar la vida! Jesús, bajando de la montaña, se encontró con un leproso que se arrodilló ante él para pedirle ayuda.