El padre en la biblia - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 5 audiolibro
Description
Al comenzar este capítulo me parece importante recordar algunas nociones generales
de lo que Dios nos dice en el Antiguo Testamento acerca de los padres, y de lo que
nos dice Jesús en los evangelios.
Según el Diccionario de Teología Bíblica, la palabra hebrea para “padre” (en arameo, abbá) es antes que nada
lo más semejante a un balbuceo, parecido a las primeras
palabras que pronuncia un pequeño niño atraído por
34
el amor hacia su padre. En realidad, el término hebreo
abbá es más cercano a “papá”, e incluso “papito”, y expresa una gran ternura y cercanía.
El concepto del “padre” en la Biblia está establecido
por el patriarcado, el cual le otorgaba al hombre la primacía en la familia. Él disponía sobre los hijos, pues aun
para casarse el hijo dependía de la voluntad del padre y
esto hasta tal punto que el compromiso matrimonial de
una hija no era válido si no contaba con el asentimiento
del padre (Nm 30, 4-6). Además, el padre decidía en cuestiones de derecho hereditario (Lc 15, 11-32).
Tal vez una de las afirmaciones más rotundas al respecto se encuentra en los mandamientos, donde se subraya la autoridad del padre y de la madre, y el respeto
que se les ha de tener: “Honra a tu padre y a tu madre,
como el Señor, tu Dios, te lo ha mandado, para que tengas una larga vida y seas feliz en la tierra que el Señor, tu
Dios, te da” (Ex 20, 12; Dt 5, 16; Lv 19, 3). En consecuencia,
el Antiguo Testamento afirma que maldecir al padre o
pegarle son crímenes gravísimos (Ex 21, 15.17; Dt 21, 18-21).
La literatura sapiencial pondera particularmente el
respeto al padre (y también a la madre). Una síntesis de
esta doctrina la ofrece el libro del Eclesiástico o Sirácida:
Hijos, escúchenme a mí, que soy su padre; hagan lo
que les digo, y así se salvarán. Porque el Señor quiere
que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó
el derecho de la madre sobre ellos. El que honra a su
padre expía sus pecados, y el que respeta a su madre
35
es como quien acumula un tesoro. El que honra a su
padre encontrará alegría en sus hijos y, cuando ore,
será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a
su madre. El que teme al Señor honra a su padre y
sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
Honra a tu padre con obras y de palabra, para que
su bendición descienda sobre ti, porque la bendición
de un padre afianza la casa de sus hijos, pero la maldición de una madre arranca sus cimientos. No busques tu gloria a costa del deshonor de tu padre, porque su deshonor no es una gloria para ti: la gloria
de un hombre proviene del honor de su padre y una
madre despreciada es un oprobio para los hijos. Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes
tristeza mientras viva. Aunque pierda su lucidez, sé
indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en
pleno vigor. La ayuda prestada a un padre no caerá
en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha
con el calor. El que abandona a su padre es como un
blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por
el Señor (Si 3, 1-16).
Si deseas seguir profundizando lo que dicen las Sagradas Escrituras acerca del padre, puedes buscar en tu
Biblia los siguientes textos: Pr 1, 8; 4, 1; 6, 20; 10, 1; 13,
36
1; 15, 20; 19, 26; 20, 20; 23, 22.24-25; 28, 24; 29, 3; 30,
11.17; Si 7, 27; 23, 14; Tb 4, 3-5.
En cuanto al Nuevo Testamento, Jesús confirma el
cuarto mandamiento (Mc 10, 19 y paralelos) y corrige los razonamientos falaces de los fariseos que enseñaban a desentenderse de las necesidades de los progenitores (Mc 7,
10-13; Mt 15, 4-7).
Además...