Alaba a Dios y dale gracias por ser quien eres. Dale gracias incluso por tu sexualidad. * La Palabra de Dios nos enseña: “Dios vio que todo lo que había hecho era muy bueno”. (Gn 1, 31) y también: “Porque todo lo que Dios ha creado es bueno” (1Tm 4, 4). Por eso, dale gracias a Dios por tu genitalidad y por tu sexualidad. * En cuanto a tu sexualidad y a tu genitalidad, pídele al Espíritu Santo que ordene lo que esté desordenado en estas áreas, y que sane lo que podría estar enfermo, ya sea a causa de las heridas, de los comportamientos equivocados o de los aprendizajes distorsionados. * Haz una oración cronológica, de año en año, hasta que cumpliste los cinco. Detente en cada uno de esos años, imagina que la Sagrada Familia de Jesús, María y José, celebran tus fiestas de cumpleaños y se alegran por ti, aceptándote por ser quien eres y no por como otros piensan que deberías ser. Dale gracias por tu ser, varón o mujer. 144 145 * Con cada cumpleaños imagina que la Virgen María marca un signo de la cruz sobre tu frente y repite: “Por la Sangre de mi Hijo Jesús, Dios te sana y te libera”. “Desde lo más profundo, Señor, clamo a ti. ¡Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas”. Salmo 130, 1-2