Hay profunda calma y tranquilidad dentro de ti todo el tiempo. Esa serenidad es la base de tu ser, la amplitud y la facilidad en la que te relajas al final de tu día una vez que dejas ir tus recuerdos, preocupaciones, planes y deseos. En otras palabras, cuando te enredas en tus propias maneras de ser, es fácil olvidar que en el fondo de ti hay paz, alegría, consciencia y amor. Un ejercicio simple puede ser revelador. Durante una semana, presta atención al último pensamiento que tienes antes de quedarte dormida. Observa también cuál es el primer pensamiento que tienes cuando te despiertas. Si hay un patrón, pregúntate si es un hábito, una de tus maneras de ser. Por ejemplo, el último pensamiento del día puede ser un recordatorio de una tarea que debe suceder al día siguiente. Estos últimos y primeros pensamientos indican algunas de las cosas que estás haciendo lo suficientemente importantes como para que permanezcan en tu espacio interno. Observa si son propicias para sentirte integrado, alegre y exitoso. Gracias por enseñarme.