El Yuan se convierte en la divisa favorita de grandes países emergentes que huyen de las ataduras políticas que representa el dólar debido al uso político que hace Washington de su divisa. Rusia proclamó que usaría el yuan en sus transacciones con China, igual se suman Arabia Saudí, Irán, India o Brasil. La hegemonía del dólar se tambalea como moneda de reserva, pero sigue siendo la moneda que lubrica el comercio mundial. Como reserva de valor ni el yuan, ni el dólar presentan una rentabilidad garantizada a largo plazo debido a la exuberante fabricación de dólares por un lado que disminuye su valor, y por otro el férreo control político de China sobre el yuan, que difícilmente sustituirá al billete verde debido a que Pekín mantiene un claro control de capitales, hipotecando así su moneda. En ese contexto, el Bitcoin emerge como refugio seguro a largo plazo.