La de Maria Emilia Correa ha sido una carrera profesional basada en convicciones. Desde pequeña su constante contacto con los ecosistemas la llevó a entender que no existe la tal diferencia entre humanos y naturaleza; los humanos somos parte de la naturaleza y nuestro es trabajar por conservarla. Aunque su carrera se ha desenvuelto en diferentes contextos (Maria Emilia ha trabajado en grandes empresas, multinacionales, y en emprendimientos), una característica ha sido transversal a toda su experiencia: su capacidad de adaptación. Y es que para poder ser una verdadera agente de cambio, Maria Emilia ha tenido que adaptar sus posturas y estrategias. Después de todo, un verdadero agente de cambio entiende que para generar impacto no basta con adoptar soluciones simplistas: necesita, en realidad, aceptar que ese que antes reconocía como un depredador, puede convertirse en su mejor colaborador.