Los tres misisipis desenmarañan una añeja teoría de la conspiración con la sola ayuda de un libro de poemas de Pellicer y unos crocs.

Los tres misisipis convocan a sus amigos para un viaje en tren que durará una hora, o sea, toda la vida.

Los tres misisipis se entregan al amor, hacen un desmadre, y muy tarde descubren que nomás tenían ganas de ir al baño.

Los tres misisipis conectan con su lado femenino y, por lo tanto, hacen la actividad favorita de las muniers: echar chismecito.

Los tres misisipis transforman a México de una institución pública fallida en una empresa privada, también fallida.

Los tres misisipis se cansan de tanta ignorancia y deciden seguir los pasos del doctor más científico del universo: Jaime Maussan.

Los tres misisipis debaten sobre quién de los tres merece la candidatura del Partido de la Noche, el Panoch, a la presidencia y llegan a la única conclusión lógica: ninguno.

Los tres misisipis se abren unas caguamitas, ponen su playlist de José José y terminan la noche abrazados de un buró.

Los tres misisipis se arriesgan a la cancelación por cometer un terrible delito: celebrar el Día del Padre.

Los tres misisipis se quedan encerrados en el baño del Charco de las Ranas luego de que una mariposa revoloteara en Sri Lanka.

Los tres misisipis viajan a un universo alterno en su búsqueda interminable de un perrito deliciosamente tieso.

Los tres misisipis se pasean por el primer mundo y llegan a la misma conclusión: no hay nada más divertido que arriesgar la vida como en Latinoamérica.

Los tres misisipis salen al extranjero y se encuentran a Fey cantando “Popocatépetl” y, de inmediato, se dan cuenta de que pueden huir del país, pero nunca de sus recuerdos.

Los tres misisipis entran a una clase del profesor Jirafales quien, a punta de tatatatás, les enseña que ningún artista es arte.

Los tres misisipis pasan el lunes haciendo lo mínimo indispensable, y el martes, y toda la semana.

Los tres misisipis se ponen a jalar en Guadalajara y, mágicamente, se curan de todas sus enfermedades imaginarias.

Los tres misisipis emiten un live mañanero para dar un anuncio: ninguno de los tres es el hombre ideal.

Los tres misisipis regresan de sus vacaciones en Egipto, donde catafixiaron un camello y medio por sal para el guacamole.

Los tres misisipis, que son dos y una trenza, le piden a una inteligencia artificial que les muestre los videos de Geraldine sobándose la panza con casa llena.

Uno de cada tres camina hacia al altar y, después del «sí, acepto», ocurre algo inesperado: sí vive feliz para siempre.

Los tres misisipis viajan a Nuevo León, Texas, donde descubren que ya nunca serán talla M.

Los tres misisipis y Shakira cierran un ciclo y se quedan adentro.

Los tres misisipis se inscriben a una clase de aerobics y comprueban lo que siempre supieron: que no caen gordos, pero sí están.

Los tres misisipis estudian la filosofía de Platón sólo para descubrir, ocho años después, que les convenía más ser choferes de tráiler.

Los tres misisipis, que son cuatro, le piden a una inteligencia artificial que organice la boda de dos gatos güeros.